jueves, 4 de noviembre de 2010

Nuevos retos...


Después de un año largo de aventura consultora, en el que he liderado una empresa en la que hemos trabajado no solo para asegurar nuestro porvenir económico personal, pero también para contribuir al desarrollo de pymes, personalmente he decidido poner fin a esta aventura y emprender nuevos retos.

Es difícil describir este año de duro trabajo, de grandes ilusiones, intensas vivencias y mucho aprendizaje, en el que no han faltado decepciones y personas que, por voluntad propia, han desaparecido de mi agenda. Si parece mentira que haya vínculos que se desvanecen y que no dejan más rastro que un mensaje para confirmar su desaparición cuando sincronizas la agenda de la Blackberry con la del ordenador.

Pero como sobretodo me tengo por una persona altamente positiva, mi balance tanto personal como profesional de estos 13 meses ha sido muy positivo. He participado en proyectos ilusionantes y he podido conocer a auténticos empresarios luchadores y con ganas de apostar fuerte por sus empresas, sus equipos y sus ideas. Creo que en este camino hemos contribuido desde Sharp-Management a ayudar a empresas, empresarios y directivos a encontrar nuevos caminos y ver la luz de la salida, no la del tren, ni siquiera la de la llegada al paraíso. Por todo ello me congratulo.

Ahora voy a emprender un nuevo camino en un proyecto altamente motivante, de la mano de un equipo de profesionales jóvenes, muy formados y con un espíritu muy empresario. En breve, a través de mi blog personal (http://beschinsky.blogspot.com) a donde voy a pasar todos los post de este blog, os voy a dar mas detalles y espero seguir contando con vuestras lecturas.

Sigo a disposición de aquellos amigos que quieran charlar, comentar o consultar sus inquietudes y espero leeros pronto.

Un saludo muy cordial,

Jorge Beschinsky

lunes, 30 de agosto de 2010

EERORES EXPONENCIALES


Desde la actividad consultora he corroborado algo que siempre tuve claro: los toros se ven mejor desde la barrera y el fútbol desde el sillón de casa por la televisión.

Por mi actividad, me enfrento a muchos casos en los que los protagonistas no son conscientes de la situación real de sus empresas. Desde esperar reacciones del mercado o los bancos con criterios de apreciación caducos, hasta casi esperar el milagro. Los paradigmas y reglas del juego del mercado y sobretodo de las entidades financieras, han cambiado de forma radical y lo peor es que no pedimos ayuda. Al final los que lo tienen fácil son o los de la vieja escuela (aquellos empresarios que no han endeudado sus empresas) y los que tienen las arcas llenas (grandes corporaciones con grandes recursos propios).

Ni los clientes piensan como antes: han bajado sus ventas, sus márgenes y hasta sus plantillas. Esto supone menos dinero en caja y sobretodo menos personal, con lo que baja el nivel de servicio y sobretodo sube el stress de los equipos. Por otra parte, la banca no anda sobrada de liquidez y tiene unas cuentas en las que los créditos e hipotecas pesan mucho en sus balances, por otra parte los diferenciales han bajado, lo que les hace “menos amables” al ser mas estrictos con sus comisiones; no están para tirar cohetes ni para dejar dinero a precios “razonables”. Hablando con un director financiero de una empresa saneadita, me comentaba que sus gastos de operativa bancaria se habían multiplicado por dos desde el 2008 y eso que presentan los recibos al vencimiento y negocian poquito.

Lógicamente los errores de gestión frutos de errores de apreciación basados en un mercado que se recuperaría en un ratito (no había mas que escuchar al presidente del gobierno) han errado el tiro de pleno. No han preparado a sus organizaciones para la que se nos ha venido encima y sobretodo para aguantar el periodo de recuperación. No olvidemos que nos costará mucho llegar al nivel de ventas y consumo del 2007 y 2008, por lo que no podemos plantearnos escenarios similares y sobretodo no podemos afrontarlos de la misma forma.

Los errores que hemos cometido por los ya mencionados fallos en nuestras apreciaciones sobre el mercado y las reacciones del mismo, nos han metido en una espiral de errores exponenciales. Hemos tomado medidas de parche en lugar de medidas estructurales. Puede que en algunos casos no hubiese otra solución, pero lo que está claro es que terminar una carrera de formula uno con un parche en la rueda es complicado y precisa de una pericia fuera de lo común.

El otro día, analizando los últimos 24 meses de una empresa, no podía por menos que hacerme cruces. Una empresa que históricamente había ganado dinero, pero que morirá de éxito. Ese éxito que le hizo sobredimensionarse y, lejos de buscar maximizar la productividad y compromiso de sus colaboradores, fue inflando la plantilla hasta niveles insospechados. Como agravante, podemos decir que dicha plantilla se infló no con grandes profesionales que permitiesen dar un impulso a la actividad, se hizo con personas cercanas, amigos… Muy loable querer compartir tu éxito con tus seres allegados, pero muy delicado ya que pones en peligro la nave: desmotivas a los buenos que tienes a bordo, cargas de lastre la cuenta de resultados y te conviertes en una organización ineficiente y laxa.

Si a eso le sumamos que, ante la falta de resultados acorde con las necesidades, nos endeudamos para afrontar proyectos futuros, sin tener los recursos claros, identificados y sobretodo asegurados… llegamos a una dramática situación tanto en lo empresarial, como en lo personal. Afrontamos un cierre seguro, un drama familiar y sobretodo unas pérdidas irreparables en la moral del equipo. Les costará mucho recuperar la ilusión y ganas de luchar y posiblemente lo harán forzados por la situación y gracias a enormes esfuerzos personales.

Esto es lo que yo llamo una cadena de errores exponenciales. Uno te lleva a cometer dos, que te abocan a cuatro, a dieciséis,… a tantos que hacen la nave ingobernable. Igual que no conozco ningún marino al que no se le encojan las entrañas al ver un naufragio, o a ningún amante del campo que no trague saliva ante un incendio forestal, no creo que haya ningún empresario de bien, que no sienta dolor cada vez que una empresa cierra.

Una empresa no es un ser vivo, pero si el producto de muchos seres vivos que la cargan con sus emociones, esfuerzos, entusiasmos,…

Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va.

viernes, 30 de julio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (6/6)


Ya hemos llegado al último capitulo de este sencillo concepto de gestión que propongo. Como han podido observar en las cuatro columnas anteriores, no se trata de mandar cohetes a la luna, no hablamos de complejos sistemas de gestión que precisen grandes programas informáticos o equipos formados por doctores en Harvard: se trata de gestionar de forma coherente y eficiente nuestra empresa.

Es importante que el concepto de nuestro lo tengamos todos al interior de una organización: desde el dueño o gerente, hasta el peón de almacén o la secretaria. Entre todos configuramos una organización y un proyecto empresarial con objetivos comunes y acciones coordinadas. Centrados en el cliente, trabajando con eficiencia y con calidad, primando el conocimiento, la implicación y el compromiso, nuestra posición en el mercado mejorará. Hace varias fechas escribí un artículo en el blog de mi empresa en el que preguntaba de forma provocadora sobre lo positivo que se podía sacar de la crisis: trabajar el interior de la empresa (desde formación y capacitación hasta cambios en procesos, productos,…).

Si lo que queremos es encontrar excusas para dejar llevarnos por la vorágine del día a día, siempre las tendremos. Cuando hay trabajo, porque no damos abasto, cuando no hay pedidos, porque tenemos que, de forma frenética que buscarlos. ¿Nos paramos a reflexionar sobre la situación de la empresa¿ No creo que le interesen todos los pedidos bien por el precio, o por el esfuerzo que le requiere servirlo a tiempo o porque no es una gama que llene sus líneas de producción o incluso porque su circulante no le permite financiar la operación. Por ello, antes de lanzar a los comerciales a la calle en busca de pedidos, tenemos que saber cuales son los pedidos que nos interesan, cuales son los nichos que mas valor nos aportan, … Tenemos que reflexionar, informar, planificar e implicar a toda la empresa.

Esto no es para grandes empresas solamente, aunque a muchas no les vendría mal, yo lo he aplicado en empresas con facturaciones inferiores a los seis millones y me ha funcionado. No es fruto ni de la genialidad de un individuo, ni de la casualidad: es fruto de un trabajo ordenado y bien orientado y del producto exponencial del esfuerzo coordinado de todo cuanto componen su empresa. No son milagros ni fórmulas complejas. Yo se lo voy a resumir en tres palabras: reflexione, planifique y actúe. Las ventas, los beneficios,… serán las consecuencias de su trabajo bien hecho. Puede que necesite ayuda externa ya que el bosque no le deje ver más allá del árbol que tiene delante: pídala, contrátela. No hablo de gurús, hablo de consultores que no se limiten en decirle lo que tiene que hacer, son profesionales que le tienen que acompañar y hacerlo con ustedes. Cuando esos hábitos se hayan inculcado en su organización y se hayan convertido en un acto instintivo: usted podrá volar solo y su organización estará lista para seguir poniéndose nuevos retos que les motiven y les animen a superarse día a día.

Recuerden que la meta no es el objetivo, el objetivo es el camino: disfruten de él.

jueves, 8 de julio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (5/6)


Estamos ante la madre de todas las claves en la empresa: la acción. Aun me sorprenden esos empresarios que se jactan de no tener departamento comercial (o equivalente), que no tienen pudor en vanagloriarse de una actitud pasiva en el mercado.

Cierto es que ha habido un gran numero de empresas que “tenían el pescado vendido” pero eso no es excusa ni para cerrarse en su mundo ni para no interactuar con el entorno: clientes, competidores, instituciones, lobbies,… La acción como concepto de movimiento voluntario, producto de la reflexión y la planificación es indispensable en estos días. Los paradigmas de pasividad antes mencionados van a desvanecerse en estos días. Cada vez habrá que dedicar más esfuerzos para conseguir resultados, de ahí la necesidad de mejorar brutalmente nuestra eficiencia.

Para ello es imprescindible la planificación de las acciones una vez hallamos planificado nuestros recursos. La importancia de realizar bien esta organización radica en tener claras las secuencias de las acciones y las consecuencias de las mismas. Me explico: si queremos que un proveedor se adecue a nuestros criterios de lotes (marcados por nuestra carencia en la producción) tendremos que informarle al respecto y explicárselo detalladamente, pidiéndole a su vez un plan de implementación de este cambio ya que tendremos a su vez que ayudarle a ser eficiente; sus ineficiencias están en su precio y si éste es elevado, perdemos competitividad en el mercado frente a nuestros competidores. Para dar el segundo paso, tendremos que haber dado el primero: tan sencillo como eso. Por eso tenemos que pensar sobre todas las acciones a implementar y posteriormente ver la relación entre ellas (consecuencias o necesidades de unas con otras) y plasmar eso en un calendario o cronograma de actuaciones.

Teniendo claro este mapa de acciones, habiendo planificado bien nuestros recursos, nuestro nivel de eficiencia habrá aumentado exponencialmente. Pero un pequeño detalle antes de concluir con este episodio sobre el plan de acciones… ¿Qué consideramos como acción? ¿Vender 15% más? ¿10% mas caro?... Definitiva y absolutamente ¡NO! Esto será la consecuencia: las acciones son todos los pasos que tendremos que dar para obtener este resultado. Desde diseñar, implementar… mejoras en un producto, pasando por acciones concretas ante proveedores, clientes ,… ¿Cómo visitamos a nuestros clientes? ¿Con la sonrisa en la boca y las manos en la agenda? Muy bien, pero no es suficiente. Llevarnos bien con el cliente es importantísimo, pero más aún es que seamos un proveedor interesante. Un día tendremos que explorar esas gamas de producto que no nos compra, otro ese producto de alto valor añadido para presentárselo conjuntamente a un cliente suyo, otro sondear a donde cree él que irán las necesidades del mercado en tres años,… Siempre hay que ir con un titular en nuestra mente, de esa forma, la visita no será solo de cortesía, pero de un valor importante para ambos.

EL MAYOR MOTOR DE MOTIVACIÓN: PROYECTOS QUE UNEN


No sabría decir cuantos libros, artículos, posts, seminarios o conferencias sobre motivación que han captado mi atención, he llegado hasta impartir el módulo de motivación en un master de RRHH. La verdad es que considero que es el mejor motor para el éxito, movido por sacrificio, esfuerzo y capacidad de superación.

A raíz del éxito que está teniendo la selección española de fútbol en el mundial de Sudáfrica, podemos ver los efectos motivadores que aporta un proyecto común bien entendido y sobretodo una vez que se ven resultados. No hablaré del deporte en sí ya que soy un ignorante en el tema, no obstante si me gustaría reflexionar sobre varios elementos que creo son esenciales en cualquier deporte de equipo y, por extensión en cualquier actividad empresarial.

Para empezar hemos visto un “equipo”; pese a la especial intervención de algunos y las flaquezas de otros, se declaran e identifican como un equipo de veintipico jugadores. No se destacan individualidades ya que se reconoce que son parte de un todo. Eso amigos es crucial en un equipo: es labor y resultado del trabajo de todos. Hay que renunciar a la individualidad en pro del conjunto, aportando todo el conocimiento, esfuerzo,… en función de la necesidad del proyecto y las capacidades del individuo.

Después de muchos meses de crisis, hemos podido ver como un proyecto ha unido y llenado de entusiasmo a muchísima gente de clases sociales distintas, profesiones diferentes,… todos en torno a una ilusión, a un motor de motivación en el que se ha convertido la selección nacional. Vivo en el País Vasco y ayer pude escuchar petardos y bocinas festejando la gesta de la selección española de fútbol. Lamentablemente ésta gesta deportiva será utilizada por políticos para sus pequeños intereses partidistas, no obstante creo que ha de hacernos reflexionar a todos los que estamos en el mundo de la empresa: empresarios, directivos, ejecutivos, trabajadores,...

Cuando hay un proyecto integrador, bien estructurado, con las ideas y necesidades claras, éste se convierte por naturaleza, en un generador de motivación. El reloj perderá importancia, los sacrificios se harán con una sonrisa,… “sarna con gusto no pica”. Lo mejor es que las posibilidades de éxito se verán multiplicadas de forma exponencial.

Señores empresarios o directivos, pónganse frente al espejo con su proyecto y vean sin pudor sus “miserias”, rescaten los valores y los objetivos, compártanlos y hagan que “su” proyecto se convierta en el de todos: creen su propia “selección” y vayan a por su “mundial” particular. Si no son capaces de hacer solos, pidan ayuda que no es ni deshonroso, ni pecado: es muestra de sabiduría.

jueves, 1 de julio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (4/6)


Ya tenemos nuestro Plan Estratégico y la actitud y rigor necesarios para ponerlo en práctica. ¿Suena bien? Claro que si, ya hemos realizado parte del camino para convertir esos hábitos en parte de nuestro día de día, pero para ello, tenemos que instrumentar del desarrollo de nuestros “buenos propósitos”.

Para empezar, la dirección se tiene que creer la importancia de implementar de forma real estos nuevos hábitos. Resulta lamentable visitar empresas en las que los mandos intermedios son los que se lo creen y la alta dirección lo hace “porque hay que hacerlo”. Por eso es tan importante no reflejar en el Plan Estratégico nada en los que no creamos o que no vayamos a desarrollar de verdad. Al vendedor que no cree y no siente su producto, se le nota y no transmite la clave de cualquier proceso: la confianza. La dirección tiene que transmitirla e inducir esa actitud en los mandos intermedios para convertir esa “confianza” por la empresa, sus planes, en definitiva el futuro, en algo epidémico dentro de la organización.

Ahora, como ya he enunciado, tendremos que articularlo de forma racional, ordenada y eficiente. Esto lo haremos mediante los Presupuestos o Planes Anuales de Ventas y Acciones. Por una parte tenemos que tener muy claras y detalladas las acciones que desarrollaremos en el mercado, ante nuestros clientes y potenciales; acciones de promoción, desarrollo del mix de productos o servicios, de comunicación,… A partir de aquí iremos trazando todas las acciones que han de acompañar nuestros objetivos para conseguirlos consecuencia de nuestras actuaciones. Algunas son muy específicas, sobretodo las relacionadas con las ventas, la gestión financiera, las mejoras de procesos administrativos, gestión de la información… Pero no hemos de olvidar otras que, no por menos concretos son menos importantes: las reflexiones inducidas para crear una nueva gama de productos o para desarrollar una existente o bien para internacionalizarnos, conquistar nuevos mercados o simplemente trabajar en el desarrollo del conocimiento de las personas que configuran nuestra organización.

Todo esto que parece muy dispar ha de converger en el decálogo expresado en nuestro Plan Estratégico. Todo el mundo, independientemente de su responsabilidad o tarea de actuación ha de conocer y ser parte de ese plan trienal o quinquenal. Todos tienen que saber a donde va la nave ya que, de esa forma, no trabajarán en nada que haga derivar el rumbo de la misma. Habremos ganado en eficiencia, en calidad y sobretodo en proyecto: habremos logrado que nuestra empresa tenga un proyecto que pertenece y es producto del mayor número posible de personas que han de llevarlo a buen puerto.

Pero el tema que ya he enumerado y será objeto de la próxima columna resultará primordial: la acción.

miércoles, 23 de junio de 2010

COMUNICACIÓN: UNA HERRAMIENTA ESTRATÉGICA


Muchos directivos que han profundizado sobre marketing tienen la tendencia a englobar la comunicación dentro de esta importante actividad en la empresa: el marketing. Cierto es que resulta una herramienta clave dentro del marketing mix de cualquier organización, no obstante no podemos limitar a la comunicación al mundo del marketing.

Un profesor americano que tuve me decía que los orígenes reales del marketing se remontaban a Adán y Eva, cuando ésta tuvo que esgrimir una serie de argumentos para conseguir convencer a Adán para tomar la manzana. Cierto que resulta una imagen utilizada por ese docente para hacernos entender la importancia de dicha actividad; pero no es menos cierto que, antes del marketing estuvo la comunicación.

La comunicación es, posiblemente, la actividad del ser humano más importante y de las primeras que desarrollamos: desde el llanto para comer, hasta la sonrisa para demostrar nuestro confort. En estos días tenemos la red llena de videos y artículos sobre cómo y qué comunicamos por la red, o sobre el personal branding. Como vemos, aunque desde la noche de los tiempos, la forma de comunicarnos ha cambiado, no así su importancia y necesidad.

Pero el objeto de estas reflexiones es disertar sobre la importancia de la comunicación en cualquier organización, sea una empresa, un partido político, un equipo de fútbol y porqué no, una familia. Me limitaré a esbozar ideas sobre las dos primeras, ya que si me extiendo más, corro el riesgo de escribir un libro y, en estos momentos no es mi intención.

Dentro de la empresa podemos dividir la comunicación en dos grandes grupos: la externa y la interna. La primera suele estar liderada por el departamento do marketing, mientras que la segunda suele ser el departamento de recursos humanos (que aunque no me gusta llamarlo así, lo hago para que todos me puedan entender). El error que cometemos es que mediante esta organización de la actividad, corremos el riesgo de decir cosas distintas, de transmitir mensajes inconexos. De ahí la importancia de la comunicación como elemento estratégico. La empresa tiene que transmitir tanto fuera como dentro mensajes con un hilo conductor. Ni la exterior debe servir solo para vender productos ni la interna solo para informar de vacaciones. Hemos de transmitir, a través de ambas mensajes a distintos niveles con distintos objetivos: desde mensajes institucionales (que en el exterior refuerzan la imagen de marca y en el interior el orgullo de pertenencia) hasta recordar productos “olvidados” (caso de la Coca Cola Light frente a la Zero) sin olvidar nuevos productos o actividades o logros corporativos (caso de Rumasa cuando habla de creación de puestos de trabajo). Todos estos son mensajes que, bien tratados pueden servir tanto en interno, como en externo.

Sin embargo cuando hablamos exclusivamente de comunicación interna, ésta resulta muy útil a la hora de motivar al personal, no solo de informarle de horarios o programaciones. Desde compartir objetivos comunes (hemos conseguido un pedido especial o tenemos un nuevo cliente) hasta transmitir valores corporativos importantes: sacrificio, esfuerzo, calidad, compromiso,... Esto podemos hacerlo a través de ejemplos, a través de pequeñas reuniones, de “estrellas invitadas” que pueden ser desde un cliente o un proveedor que nos viene a dar una charla sobre su actividad o productos hasta un jugador del equipo local o alguien de una organización o asociación a la que pertenecemos, pasando por formación externa que luego transmitimos en interno. Lo que está claro es que no se necesitan grandes eventos para comunicar. Hace poco un cliente me decía que no sabía cómo comunicar y como incrementar la participación. Le di dos alternativas que han sido implementadas con éxito y cuidado que estamos hablando de una empresa con 15 trabajadores, no de una multinacional de miles de empleados. La primera era organizar reuniones de no mas de media hora, que concluyesen con unos pinchos de tortilla y unos refrescos el segundo viernes de cada mes para explicar como había ido el mes anterior: ventas, clientes, incidencias y mejoras realizadas. A parte de la información, se fomentaba la comunicación entre personas que, normalmente, no están en contacto. La segunda se trataba de reuniones por departamento en la que se hablaba desde los objetivos a fijar, hasta las incidencias o indicadores del departamento. No mas de una hora una vez a la semana o cada quince días.

De esta forma tan sencilla no solo la dirección está al tanto de todo lo relevante, de primera mano, sino que además puede ir transmitiendo mensajes de los valores y cultura de la empresa de forma natural y relajada, con la participación directa de todos sus colaboradores. En las primeras será casi un monólogo, pero poco a poco, conseguiremos la participación activa de todos. De esta forma y progresivamente, iremos transmitiendo, de una forma natural, todos los mismos mensajes, la misma cultura.

En el caso de los partidos políticos es más grave ya que o se concentran demasiado en los mensajes y no en el contenido, en busca de votos, o viceversa. Lo que está claro es que hay que tener cosas que transmitir y hay que hacerlo de forma eficiente. Y podemos decir que, de forma aún más flagrante que en las empresas españolas, la eficiencia en nuestras organizaciones políticas, por no hablar de las instituciones es una “materia pendiente”. Entiendo que es muy difícil gestionar organizaciones tan grandes que en el fondo “juegan con pólvora ajena”, suele pasar en muchas empresas multinacionales, pero cuando hablamos de “lo público” hay que ser muy cuidadoso, porque eso “es de todos” y así han de percibirlo. Por ello, posiblemente, la comunicación es aún más importante. Es como la junta de accionistas de Telefónica, pero a lo bestia y no pueden pensar que, con unos meses de campaña electoral nos van a aplacar. Los ciudadanos tenemos que ser más exigentes con los partidos e instituciones y ellos han de ser mas comunicativos y admitir, de buen agrado, dicha obligación y una participación del “accionista” mas directa y presente. Algunos partidos o instituciones saben “usar” muy bien la comunicación para sus fines, pero no para los intereses generales, sin embargo otros desconocen “esas artes”. Por ello creo, que igual que en las empresas, han de incorporarlo, de forma responsable, seria y honesta, como una herramienta estratégica altamente enriquecedora.

lunes, 21 de junio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (3/6)


Hay una frase en inglés que dice “first things first”. Aquí diríamos empecemos por el principio y, el principio de todo es siempre el mismo… una idea.

Si ya tenemos nuestra empresa en marcha, me parece que sería pertinente cambiar el concepto “idea”, por el de: “reflexión”. ¿Cuánto tiempo dedica usted a reflexionar sobre su empresa, su trabajo, sus objetivos, sus clientes? Poco me importa que usted sea el dueño, el gerente, un comercial, el director financiero de marketing o un operario de la cadena. ¡Hay que reflexionar y pensar! Esto que puede parecer de Perogrullo, no se hace en la medida e intensidad que se debiera. En primer lugar, la dirección de la empresa ha de tener claro qué es su empresa, a qué se dedica, en qué es diferente y, sobretodo, a donde quiere ir.

Independientemente que la dirección tenga que centrarse en algunos de los puntos detallados, ésta tiene que invitar a la reflexión al conjunto de su personal. ¡Un momento! No me malinterpreten: cada cual en su área y dentro de sus capacidades y criterios. No se trata que un encargado de producción tenga que opinar sobre la política de gestión de tesorería o de contratación de viajes para comerciales. Se trata que cada uno reflexione y lo haga de forma compartida, sobre las actividades y responsabilidades que le competen en la medida que sus conocimientos y experiencia le capaciten. Hay modelos que desprecian esta “limitación” de la intervención, pero a la hora de llevarlos a la práctica, estos modelos conllevan enormes conflictos sociales y personales con costes de difícil control y sobretodo una dispersión que solo nos lleva a la ineficiencia, desanimo y desconcierto general.

Está claro que las aportaciones son imprescindibles cuando éstas están avaladas por conocimiento, experiencia y una actitud de franca colaboración abierta, entendiendo y asumiendo cada uno sus responsabilidades. Una vez trabajado, todo esto debe plasmarse en un documento que llamaremos “Plan Estratégico”. Se trata de un documento consensuado, que va a presidir nuestras acciones y decisiones durante un periodo de entre tres y cinco años. ¿Les suena? ¿Me dejan ser malo? ¿Por qué menos de un 10% de las empresas de España lo aplican de forma efectiva y eficiente? Muy sencillo: porque toda la organización, desde la dirección hasta el peón del almacén están dirigidos por el peor enemigo de la gestión racional: “las urgencias”. Esas tareas no programadas que destruyen nuestras agendas, succionan nuestros cerebros y, de forma mágica, nos arrebatan las horas, los días, … son los gestores de nuestro tiempo.

Apreciado compañero de lecturas, independientemente que seguro que necesita, no un curso de “gestión del tiempo”, que seguro lo ha hecho ya, necesita implementar e inducir una “actitud” en su organización, en la que haya personas que estén para gestionar las urgencias, personas para vivir el día a día y personas que trabajen preparando el mañana. Pero de esto, hablaremos en el próximo capítulo.

viernes, 11 de junio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (2/6)


Creo que ya hemos entendido todos el concepto de hábito adquirido que nos aleja del “instinto animal”.

Pero en el título evocamos tres grandes elementos: hábito, higiene y empresa. Al último concepto solo le dedicaré unas líneas, pero al segundo, apuntado por una querida amiga, creo que debo dedicarle algo más.

Un hábito, “per se” no implica su bondad, idoneidad o incluso sostenibilidad. Meterse el dedo en la nariz es un hábito frente a los semáforos que a todos nos “escandaliza”. Por lo tanto es imprescindible trabajar unos sanos hábitos de higiene dentro de la empresa. Hábitos que pueden ir desde evitar el despilfarro, a la honestidad ante nuestros empleados y clientes o cualquier otro punto más o menos recogido en nuestra misión, visión y valores.

Llevamos unos años en los que ese concepto de higiene implantado por nuestros mayores de lavarse las manos, los dientes, la ducha,… se ha ido extendiendo a la higiene alimentaria, la higiene postural, … una pena que aun no haya llegado a otros ámbitos tales como la higiene social, pero éste no es el tema a tratar aquí y ahora. Hasta la fecha no he leído, y leo bastante, hablar de la higiene empresarial. Ésta no versa sobre otros temas, apasionantes por cierto, como pueda ser la Responsabilidad social, la ética,… No. Hablamos de esos pequeños y sanos hábitos que tienen que calar en nuestro tejido empresarial para una sana y sostenible praxis de la actividad.

En el caso de las PYMES me preocupa mucho ya que, tal y como estos difíciles momentos nos demuestran, tienen mucha menos inercia y mucho menos margen de maniobra para atender errores o ineficiencias. Éstos pueden deberse bien a gestiones caóticas (que yo denomino GPI o gestión por impulso) bien a procesos mal planteados o incluso a efectos no contemplados o mal dimensionados. El hecho es que la PYME tiene un margen de error mucho más pequeño que una gran empresa provista de recursos económicos, personas, clientes,… Esto hace mucho más necesario para la PYME la aplicación y respeto absoluto de esos hábitos de higiene empresarial. Recordemos que éstos son los que nos van a permitir desarrollar nuestro negocio o empresa de una forma progresiva, ordenada y sobretodo sostenible, más allá de nuestra presencia personal en el proyecto.

Y ahora vienen esas breves frases sobre el tercer elemento de nuestro título: empresarial. Al evocar éste concepto tenemos una tendencia muy marcada en visualizar las grandes empresas internacionales. No vamos a negar que puedan estar detrás del concepto, pero quisiera que lo veamos con unas miras de “gran angular”. Tenemos que enfocar desde la micro empresa hasta la gran corporación. Poco importa el tamaño en un proyecto empresarial. Éste, el tamaño, será la consecuencia de su actividad. Esta pequeña serie de escritos está dedicada a las PYMES que son, en el fondo y la forma, el motor empresarial de este país.

miércoles, 9 de junio de 2010

SONRISA: UNA CONSECUENCIA


Les invito a ver el vídeo del link (http://www.youtube.com/watch?v=Cbk980jV7Ao&feature=youtu.be). A parte de ser un corto muy bien hecho y entretenido, puede ilustrar miles de ponencias, artículos y charlas de café. En este caso solo voy a lanzarles dos áreas a explorar, pretendo provocarlos para que lo comenten y discutan en sus empresas.

Quiero ser muy breve ya que me gustaría que el debate y las interpretaciones las realicen ustedes. La primera lección sería que no nos desviemos de nuestras convicciones ya que, tarde o temprano llega el resultado. Claro está que es matizable y dependerá (o no) de cuan loables sean los principios,...

Por otra parte les invito a que prueben el poder de la sonrisa: yo me he sorprendido más de una vez. No se preocupen si se topan con algún seta que no responda: si vale la pena puede que lo haga mas tarde, sino, no pierdan el tiempo; siempre es mejor saber las cosas cuanto antes.

No se olviden que todo lo que hacemos tiene una consecuencia. Muchas veces es imperceptible y otras impresionante. De ahí la importancia de ser responsables de nuestros actos y de lo que nos mueve a ellos.

Suerte!

lunes, 7 de junio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (1/6)

En nuestras vidas cotidianas, estamos inundados por hábitos en casi todas las facetas que desarrollamos. Desde la conducción ¿quién piensa en soltar el embrague poco a poco al poner primera? hasta esperar el semáforo verde, cepillarnos los dientes o peinarse (los que tienen pelo claro).

Son cientos de gestos automáticos que se han convertido casi en instintivos. Son fruto de un proceso de aprendizaje al que nos hemos visto sometidos más o menos voluntariamente. A pesar que el verde y el rojo están presentes en la naturaleza y que el rojo se asocia a la sangre, es decir peligro y el verde a la comida, refugio o lecho para los animales, no conozco ningún animal que, sin un aprendizaje siga las consignas de un semáforo. De igual forma, a pesar que son muchas las especies que, cada tanto se limpian los dientes mordisqueando ramas o raíces secas, no me veo a un mono, de forma espontánea y sin un modelo que copiar o seguir, abalanzarse sobre el cepillo y habiéndolo dotado de pasta dentífrica, cepillarse los dientes.

En nuestras sociedades, imperfectas todas, hay múltiples comportamientos, rutinas o consignas que son fruto del aprendizaje. Lo mismo sucede en nuestras empresas. Desde el concepto del comercio, hasta el de la producción, pasando por la gestión de las personas, el conocimiento, la información o cualquier otro ámbito en el que se desenvuelva o del que precise nuestra actividad empresarial, está lleno de consignas, rutinas y patrones que ayudarán al desarrollo de nuestras actividades.

Pocos se plantean hoy en día la gestión como un instrumento meramente instintivo. Esto no quiere decir que no haga falta un cierto “instinto” para llevar una empresa. Pero que éste presida nuestra gestión hará de nuestra empresa un mero proyecto empresarial sin vías de continuidad más allá de nuestra presencia y liderazgo del mismo. Son miles los proyectos los que no han superado la segunda generación por no ser ésta acreedora del mismo instinto que el fundador. Está claro que por muy destacable que sea un talento, si éste se basa única y exclusivamente en el instinto sin más soporte, el proyecto difícilmente le sobrevivirá al “padre de la criatura”.

En esta serie de escritos, pretendo invitar al lector a reflexionar sobre los tres pilares que, en mi modesta opinión, son básicos para el desarrollo de cualquier proyecto empresarial. Espero que juntos reflexionemos y podamos construir el esqueleto de esos hábitos mínimos de higiene empresarial que, en todos nuestros proyectos deberíamos considerar como imprescindibles y deseables.

HABITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL


Con este breve texto, pretendemos introducir una corta serie en seis entregas, con el fin de invitar a nuestras pymes a la reflexión. Posiblemente ustedes encuentren estos breves textos plagados de obviedades, pero no es menos cierto que muchas veces, por obvias las omitimos de nuestra gestión ya que no han sido realmente integradas en nuestra rutina de trabajo.

Momentos de tensión o crisis son muy propicios a que "olvidemos" esas obviedades ya que nos encontramos en "situaciones extraordinarias". Les invito a que se sumergan en la reflexión y se autocritiquen un poco, al igual que hemos hecho los autores (consejos vendo y para mi no tengo). Todos podemos ser víctimas de estas situaciones, pero si tenemos bien organizado nuestros "fundamentos de gestión" es difícil que obviemos lo obvio, que no por evidente es menos importante. No se trata de complejas teorías de gestión, sino más bien un compendio de pequeñas pautas que nos ayudarán tanto en la gestión de una micropyme, como de una gran corporación.

Esperamos muy sinceramente les sirva de ayuda. Con esa intención los hemos proparado.

viernes, 4 de junio de 2010

CENTREMONOS

No puedo por más que contener mi gesto amargo y de rabia reprimida, ante una noticia publicada hoy en un periódico del País Vasco que viene a titularse algo así como “guerra abierta al absentismo laboral en el Gobierno Vasco”.

“¡Manda caralho!” diría un querido amigo gallego y yo, prefiero reprimir mi primer impulso. Pero lo que está claro es que nos acordamos del absentismo cuando no tenemos recursos que despilfarrar. Este mal no solo azota a la administración (que posiblemente en ésta sea con mayor intensidad) pero lo que está claro es que ésta es, una vez más, la prueba de la laxitud reinante en épocas de bonanza.

Ayer me entrevisté con un empresario asturiano de origen vasco que me relataba, con pasión y con una narrativa de lo más gráfica y entretenida, su carrera desde su tierna juventud hasta la fecha. Reinvertía todo, trabajaba más de 14 horas y los siete días… Todo recurso era aprovechado al máximo. Así ha logrado el éxito y sobretodo se ha forjado un carácter y una actitud que le permitirá no sucumbir a los envites de la crisis. Cierto es que no es preciso ese grado de dedicación, aunque si esa actitud de compromiso y no solo en la empresa privada, en la que no es difícil ver los ojos del jefe; hay que tenerla en “la cosa pública” en donde de forma permanente le vemos los ojos a los jefes: los ciudadanos.

Es tremendo ver, no solo el funcionariado, pero en la ciudadanía en general, el poco respeto que tenemos por los “bienes comunes”. No somos conscientes que son de todos o, a lo mejor, al ser de todos, no son de nadie. Eso es un problema de educación: desde la escuela que deben enseñarnos a disfrutar, pero cuidar y respetar los pupitres, las perchas, los baños,… las cosas que son de todos. De esa forma conseguiremos muchos efectos beneficiosos que van desde el ahorro en mantenimiento o reposición, hasta el deleite de disfrutar un bien en buen estado de uso y disfrute. Nos hemos dejado llevar por la moda del usar y tirar que, no solo resulta poco sostenible, sino que además ha rebajado, en general, la calidad de los bienes, primando la masificación.

No me malinterpreten, ni censuro la sociedad de consumo (sería tarde y vano para hacerlo) ni siquiera quiero criticar al colectivo del funcionariado. Es cierto que hay un porcentaje de empleados públicos altamente cualificados y comprometidos con su función: el servicio público. Pero me parece injusto que otros, por mucho que hayan aprobado sus oposiciones, abusen de sus compañeros y del erario público. En las empresas privadas, esas personas duran poco y cobran menos; si no es asi, es problema del empresario que es quien malgasta sus recursos y hace que su empresa no sea eficiente. Lo malo es que en “lo publico” no es tan fácil, pero posiblemente si mas injusto.

Creo que ya va siendo hora que nos centremos todos un poco: desde analizar claramente que es lo importante, lo imprescindible y lo prescindible, hasta identificar en donde tenemos que poner nuestros esfuerzos y recursos. Todos vamos asistiendo como hay organismos públicos que han reaccionado hace tiempo y otros que lo van haciendo a golpes de timón y encuesta. Todos lo comentamos en tertulias de amigos y en sobremesas familiares. Pero señores, no seamos necios, estamos viendo la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio. Volvámonos exigentes con nuestra empresa, con nosotros, con nuestros colaboradores e invitemos a éstos que hagan lo mismo. Preguntémosles ¿cómo puedes ser más eficiente? ¿Cómo puedes ser más productivo? ¿Cómo podemos conseguir más pedidos? ¿Cómo podemos conseguir mejores condiciones de compra?... Hagámosles responsables de la solución, no del problema. Los responsables de los problemas suelen ser los jefes, no los trabajadores. Responsables por omisión o por error. Omisión al no ver de primera mano lo que pasa y no escuchar a los que tienen la solución en las manos y error por tomar las decisiones, por no comunicar, porque son ustedes los responsables de la empresa y por ello cobran más que un peón.

Tomen las riendas de la situación e inviten a trabajadores, clientes y consultores externos a que es ayuden a buscar las soluciones; que serán el producto de muchas pequeñas acciones, con efectos exponenciales en algunos casos, efecto placebo en otras y efectos directos muchas. Tengan en cuenta que las sensaciones cuentan ahora más que nunca. Si tiene usted que cambiar la flota de los cinco coches de su empresa y usted conduce uno de 50.000€ y sus colaboradores de 25.000€, coja usted uno de 30.000€ y que sus colaboradores opten por los de 20.000€. El ahorro será de 40.000€ pero sobretodo su equipo percibirá que usted ha hecho el mayor sacrificio y ellos solo se han privado del GPS, la radio digital y 15cv de potencia.

Dense cuenta que bajar los costes superfluos y ajustarse en viajes puede bajarle la partida en un 20% de forma muy rápida, so hablamos de telefonía cámbiese de operador y el primer año obtendrá un importante ahorro (al año siguiente lo vuelve a hacer…). Así hay miles de pequeños gastos que suman. En un cliente le hicimos un estudio y le rebajamos sus gastos generales en un 25%, sin despedir a nadie. Se aplicaron medidas duras, pero se explicaron a todo el mundo y se dejo claro que eran temporales y con un objetivo claro: superar la crisis. Superarla trabajando para el mañana y preparándose para el “post crisis” con nuevos productos o servicios, nuevos mercados, nuevos clientes,…

Centrémonos: seamos capaces de sentarnos ante el espejo, con lápiz y papel y siendo honestos con nosotros mismos, preparémonos para serlo con los empleados y, junto con ellos, buscar las soluciones. ¿Sabían ustedes que en el cliente que he mencionado un 5% de los recortes fueron propuestos por los trabajadores? Luego la clave será poder mejorar las condiciones sin volver a caer en el despilfarro: cuando salga del despacho, apague la luz, no por la crisis, sino porque es un hábito muy sano.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Artículo publicado en el nº de abril 2010 en la revista MASFER


Este es un artículo que me pidieron unos amigos, directores de esta nueva publicación de mi querido sector de la ferretería y suministros industriales en donde he pasado ocho años de mi carrera profesional.

viernes, 14 de mayo de 2010

PUSH & PULL O LA EMPRESA SIN EXCIPIENTES


Todos hemos leído alguna vez la composición de algún medicamento que nos haya tocado tomar por prescripción facultativa. Si usted tiene mente empresarial, enseguida se hace cruces ya que principio activo, en el mejor de los casos ronda el 25%, el resto excipientes.

Imagínense en las empresas que solo un 25% de las personas trabajasen y los demás solo hiciesen bulto. Posiblemente esto se dé en alguna: posiblemente sea una de las pruebas que los milagros existen (). Pues hoy en día esto es un lujo insostenible y sobretodo inmoral. No podemos contemplar como hay millones de personas en las listas del paro y que otros estén comiendo la sopa boba a costa del esfuerzo de uno pocos compañeros de trabajo. Por otra parte posiblemente la empresa que lo permita esté condenando al conjunto de sus empleados a engrosar las mentadas listas en un plazo no demasiado largo.

Mi teoría del push & pull (empuja y tira) pretende presentar no solo la necesidad de defender una empresa libre de excipientes, libre de personas que no aporten. Cierto es que no podemos tener una empresa llena de líderes (los que tiran) pero hay que reivindicar el papel de todos aquellos que van empujando en la dirección que el líder tira. Esos profesionales que, anónimamente, hacen bien su trabajo con responsabilidad y compromiso con la empresa, sus clientes y accionistas. Al final podríamos resumir en una pregunta ¿usted tira o empuja? si solo está para dejarse llevar, es decir, si usted es un excipiente, un ser inmóvil y pasivo, no tiene lugar en una organización de futuro.

Es cierto que esta teoría puede parecer de difícil implementación en grandes corporaciones, pero no es así. Haga de su gran empresa, con 5.000 empleados 100 unidades de negocio con 50 y verá cómo se pueden gestionar de forma eficiente y directa 50 personas. Por otra parte no hagamos organigramas excesivamente complejos o con demasiados puestos intermedios. Hagamos organizaciones responsables en donde se puedan eliminar los ejecutivos de control y en donde las responsabilidades sean asumidas de forma individual y seria: si usted no cumple... Por otra parte los pocos mandos intermedios han de preocuparse que sus colaboradores tengas la formación, los medios y las guías necesarias para ejecutar correctamente su trabajo, caso contrario ha de proveerles de todo lo necesario.

Hace años un jefe me dijo “yo valgo tanto como mis colaboradores me lo permitan”. Pocas veces he visto profesionales con las ideas tan claras sobre la relación colaborador y jefe. Ese toma y daca, esa balance entre deberes y derechos, obligaciones y responsabilidades. Otros predican el “amor libre” o “todos valen para todo” o “fuera los jefes”... Esas hermosas teorías ni son realistas ni sostenibles en el tiempo y en la cuenta de resultados. Hay cosas que en las empresas, como en todo en la vida, son sagradas y son el conocimiento, la responsabilidad y la capacidad de trabajo y sacrificio. Ni todos servimos para dirigir, ni todos servimos para dibujar o plegar una chapa. Zapatero a tus zapatos. Estas teorías “democráticas” han de ser permanentemente apuntaladas por golpes de efecto que distraigan la atención y adornen las cuentas.

Pero no me malinterpreten, soy de los que creo y defiendo la esencia de cualquier empresa: las personas. Por ello le invito a reflexionar sobre mi teoría del “push & pull o la empresa sin excipientes”. La supervivencia de la empresa es la supervivencia de sus puestos de trabajo, del valor que aporta a la comunidad mediante sus impuestos, de las aportaciones de otro tipo que puede dar al país en forma de innovación, desarrollo y progreso. En momentos en los que muchas empresas han visto como sus cuentas y sus plantillas han perdido peso y tienen que imaginarse un futuro, meditarlo y trabajar para alcanzarlo, han de tener claro que deben incluir en su ideario la filosofía “push & pull”. Todo el mundo debe cumplir una función tractora o propulsora: estamos en una tormenta de nieve con diez centímetros de hielo en la calzada todas las ruedas deben ayudar a que superemos con éxito el trayecto.

¿Saben qué es lo mejor de esta historia? Que tenemos la obligación de disfrutar el trayecto. Tenemos la necesidad imperiosa de cambiar el paradigma de la relación empresa-trabajador. Un paradigma en el que había “buenos y malos”, “amos y trabajadores”,... hoy en día hay personas que habitan proyectos y que los hacen posibles, viables, reales y sobretodo que adquieren el protagonismo necesario para liderar un cambio de actitud en todos. Ni los dueños o jefes pueden desempeñar el papel de los años sesenta, ni los empleados puedes desempeñar el de la última década, en la que solo pensaban en el sueldo, las vacaciones y sus derechos. Ya sé que generalizo, pero había mucho de ambos en ambos bandos. El trabajador tiene que ser consciente del valor que aporta a su empresa y de la necesidad que tiene ésta en que aporte lo mejor de si mismo. Los jefes han de tener claro que su responsabilidad es la de llevar el barco a buen puerto y permitir que su tripulación progrese, mejore y se lo pase bien.

Seamos productivos, constructivos y tengamos claro que si no somos ni de los push, ni de los pull, somos excipiente, que en un medicamento es necesario, pero en la empresa, somos lastre.

jueves, 1 de abril de 2010

LA OMNIPRESENTE AUSENCIA DE SENTIDO COMUN

¿Se le ocurriría a usted comer unas ostras sabiendo que están en mal estado? ¿Se lanzaría a 120 por una autopista sabiendo que los frenos no funcionan? Creo que cualquiera con dos dedos de frente mide los riesgos antes de hacer algo: no sé si por instinto o por proceso lógico.

En las empresas nos enfrentamos a diario, a tomas de decisiones fruto del devenir de nuestra actividad. Desde comprar a un proveedor u otro, a contratar a una persona u otra, hasta si lanzar la producción de un pedido antes de tener la confirmación o esperar a ésta. Lo cierto es que, en un importante porcentaje se suelen optar por opciones “no fatales” independientemente que pueda haber opciones mejores que las elegidas. Lo que está claro es que mejor o peor, pero las empresas van progresando de forma más o menos exitosa.

Hoy conversando con un amigo en las pausas mientras peloteábamos en un frontón comentábamos cómo había sectores que estaban realmente viciados. Uno de ellos es de forma clara y rotunda, el del automóvil. Nos hallamos ante multinacionales que nos han demostrado con hechos, más que probados, que tienen un modelo de gestión inoperante que les ha llevado, a la mayoría, a la ruina. Han sido modelos que han pasado por buenos momentos pero, que plasman de forma más que evidente, su insostenibilidad. Cuando han producido beneficios “gastronómicos” no han pensado en repartirlos con nadie, pero si han pedido, por no decir amenazado, a los estados “sopitas” ante la posibilidad de enviar a las colas del paro a cientos de miles de personas.

Pero ante éste modelo de gestión altamente ineficaz no solo se niegan a abandonar, sino que además quieren imponer a sus pobres proveedores. Resulta que después de reconocer que un porcentaje cercano a 25% de sus proveedores han tenido que cerrar, ahora piden más esfuerzos en mejoras de productividad. Es cafkiano: arruinan a cientos de empresas, envían a miles de personas a la calle y tienen el morro de pedirle a estos proveedores que rellenen los agujeros producto de sus errores de gestión.

Cegados por “iluminados” que les invitan a lanzar docenas de modelos y variantes por año no son conscientes del coste real de estos lanzamientos: moldes, desarrollos, homologaciones, coste de series cortas, incremento de referencias y complejidad de procesos,... De esta forma no hay Dios que sea capaz de ganar pasta de verdad. Si todo va bien (es decir si estamos en épocas de consumo desmedido) miel sobre hojuelas, pero no son conscientes que ese ritmo es insostenible y coyuntural.

Lo malo es que al final el que paga es el eslabón débil de la cadena: ese proveedor que ha creado su empresa con cien trabajadores, que ha puesto todo su patrimonio,... y que si acude al gobierno de turno, ni le reciben. Si quien llama a la puerta del presidente de comunidad de turno es un fabricante que le dice: diez mil directos y cincuenta mil indirectos y mis impuestos... ¿me ayudas?

Señores: hemos perdido el norte. No aplicamos el sentido común. Cierto es que gestionar grandes empresas es complejo y necesita de muchos técnicos y conocimientos, pero no olvidemos el sentido común. Yo les invito a que recuerden esto a todas las personas de su entorno, a sus jefes, compañeros, colaboradores,... Evangelicemos y reivindiquemos el sentido común ya que su ausencia se está convirtiendo en omnipresente.

lunes, 29 de marzo de 2010

“CAPITAN DE MI ALMA” Nelson Mandela

Hace pocas fechas fui con mi mujer a ver una película increíble: “Invictus”. Una cinta llena de optimismo, bondad, generosidad en la que posiblemente se noveló una dura realidad. No obstante es muy gratificante, en momentos tan grises disfrutar de noventa minutos de positivismo en cornea.

Una de las frases que se escuchan, casi al final, reza “soy capitán de mi alma”. Hoy, comiendo con tres queridos amigos, salió la película en la sobremesa y, a parte de llenarme el espíritu de pensamientos positivos, me permití compartir mi interpretación de dicha frase. Esta interpretación quiero compartirla con ustedes ya que creo es interesante darle una vuelta al tema.

Enfrentados en un entorno tan complejo (no en la acepción de complicado, pero si de “enmarañado”) lleno de actores que intervienen, de influencias que desconocemos sus orígenes o alcances y en donde nuestra capacidad de controlar variables es muy limitada, creo que resulta más importante que nunca ser “el capitán de nuestras almas”. A nivel personal podríamos resumirlo con “tenerlo claro”, saber quienes somos, qué somos,… y a nivel empresarial viene a decir que hay que también tenerlo muy claro.

¿Qué significa tenerlo claro? No voy a filosofar en el registro personal, porque se me antoja excesivamente complejo y sobretodo demasiado pretensioso por mi parte si lo abordase. No obstante en el ámbito empresarial nos lleva a nuestra “misión, visión y valores”. Que queremos ser, qué queremos hacer y sobretodo “que sabemos hacer”. No podemos controlar la crisis, pero si nuestros actos, si la actitud y las acciones que emprendamos frente a ella. Desde impulsar y acelerar el lanzamiento de nuevas gamas de producto, hasta lanzarnos a abrir nuevos mercados o rebuscar nuevos nichos en los ya existentes.

Innovar no significa romper con lo que tenemos. Significa usarlo de distinta forma, aplicarlo de distinta forma, incorporando nuevas herramientas, nuevas variables y escenarios en los que actuar. Significa abordar nuevos proyectos con pasión, energía y sobretodo con un guión previo. No podemos despilfarrar ni un ápice de nuestros recursos: hoy son más necesarios y escasos que nunca.

Por eso les invito a reflexionar y tomar el timón de sus empresas, teniendo claro qué son, qué quieren ser y si hace falta ayuda externa subcontratarla para “hacer que las cosas pasen”. Todo es con-secuencia de algo: acción… con-secuencia.

¡Buen viaje capitanes!

jueves, 28 de enero de 2010

Cultura de empresa en tiempos de crisis


Les adjunto esta colaboración publicada en la revista Nueva Ferreteria.