viernes, 30 de julio de 2010

HÁBITOS DE HIGIENE EMPRESARIAL (6/6)


Ya hemos llegado al último capitulo de este sencillo concepto de gestión que propongo. Como han podido observar en las cuatro columnas anteriores, no se trata de mandar cohetes a la luna, no hablamos de complejos sistemas de gestión que precisen grandes programas informáticos o equipos formados por doctores en Harvard: se trata de gestionar de forma coherente y eficiente nuestra empresa.

Es importante que el concepto de nuestro lo tengamos todos al interior de una organización: desde el dueño o gerente, hasta el peón de almacén o la secretaria. Entre todos configuramos una organización y un proyecto empresarial con objetivos comunes y acciones coordinadas. Centrados en el cliente, trabajando con eficiencia y con calidad, primando el conocimiento, la implicación y el compromiso, nuestra posición en el mercado mejorará. Hace varias fechas escribí un artículo en el blog de mi empresa en el que preguntaba de forma provocadora sobre lo positivo que se podía sacar de la crisis: trabajar el interior de la empresa (desde formación y capacitación hasta cambios en procesos, productos,…).

Si lo que queremos es encontrar excusas para dejar llevarnos por la vorágine del día a día, siempre las tendremos. Cuando hay trabajo, porque no damos abasto, cuando no hay pedidos, porque tenemos que, de forma frenética que buscarlos. ¿Nos paramos a reflexionar sobre la situación de la empresa¿ No creo que le interesen todos los pedidos bien por el precio, o por el esfuerzo que le requiere servirlo a tiempo o porque no es una gama que llene sus líneas de producción o incluso porque su circulante no le permite financiar la operación. Por ello, antes de lanzar a los comerciales a la calle en busca de pedidos, tenemos que saber cuales son los pedidos que nos interesan, cuales son los nichos que mas valor nos aportan, … Tenemos que reflexionar, informar, planificar e implicar a toda la empresa.

Esto no es para grandes empresas solamente, aunque a muchas no les vendría mal, yo lo he aplicado en empresas con facturaciones inferiores a los seis millones y me ha funcionado. No es fruto ni de la genialidad de un individuo, ni de la casualidad: es fruto de un trabajo ordenado y bien orientado y del producto exponencial del esfuerzo coordinado de todo cuanto componen su empresa. No son milagros ni fórmulas complejas. Yo se lo voy a resumir en tres palabras: reflexione, planifique y actúe. Las ventas, los beneficios,… serán las consecuencias de su trabajo bien hecho. Puede que necesite ayuda externa ya que el bosque no le deje ver más allá del árbol que tiene delante: pídala, contrátela. No hablo de gurús, hablo de consultores que no se limiten en decirle lo que tiene que hacer, son profesionales que le tienen que acompañar y hacerlo con ustedes. Cuando esos hábitos se hayan inculcado en su organización y se hayan convertido en un acto instintivo: usted podrá volar solo y su organización estará lista para seguir poniéndose nuevos retos que les motiven y les animen a superarse día a día.

Recuerden que la meta no es el objetivo, el objetivo es el camino: disfruten de él.

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