miércoles, 19 de mayo de 2010

Artículo publicado en el nº de abril 2010 en la revista MASFER


Este es un artículo que me pidieron unos amigos, directores de esta nueva publicación de mi querido sector de la ferretería y suministros industriales en donde he pasado ocho años de mi carrera profesional.

viernes, 14 de mayo de 2010

PUSH & PULL O LA EMPRESA SIN EXCIPIENTES


Todos hemos leído alguna vez la composición de algún medicamento que nos haya tocado tomar por prescripción facultativa. Si usted tiene mente empresarial, enseguida se hace cruces ya que principio activo, en el mejor de los casos ronda el 25%, el resto excipientes.

Imagínense en las empresas que solo un 25% de las personas trabajasen y los demás solo hiciesen bulto. Posiblemente esto se dé en alguna: posiblemente sea una de las pruebas que los milagros existen (). Pues hoy en día esto es un lujo insostenible y sobretodo inmoral. No podemos contemplar como hay millones de personas en las listas del paro y que otros estén comiendo la sopa boba a costa del esfuerzo de uno pocos compañeros de trabajo. Por otra parte posiblemente la empresa que lo permita esté condenando al conjunto de sus empleados a engrosar las mentadas listas en un plazo no demasiado largo.

Mi teoría del push & pull (empuja y tira) pretende presentar no solo la necesidad de defender una empresa libre de excipientes, libre de personas que no aporten. Cierto es que no podemos tener una empresa llena de líderes (los que tiran) pero hay que reivindicar el papel de todos aquellos que van empujando en la dirección que el líder tira. Esos profesionales que, anónimamente, hacen bien su trabajo con responsabilidad y compromiso con la empresa, sus clientes y accionistas. Al final podríamos resumir en una pregunta ¿usted tira o empuja? si solo está para dejarse llevar, es decir, si usted es un excipiente, un ser inmóvil y pasivo, no tiene lugar en una organización de futuro.

Es cierto que esta teoría puede parecer de difícil implementación en grandes corporaciones, pero no es así. Haga de su gran empresa, con 5.000 empleados 100 unidades de negocio con 50 y verá cómo se pueden gestionar de forma eficiente y directa 50 personas. Por otra parte no hagamos organigramas excesivamente complejos o con demasiados puestos intermedios. Hagamos organizaciones responsables en donde se puedan eliminar los ejecutivos de control y en donde las responsabilidades sean asumidas de forma individual y seria: si usted no cumple... Por otra parte los pocos mandos intermedios han de preocuparse que sus colaboradores tengas la formación, los medios y las guías necesarias para ejecutar correctamente su trabajo, caso contrario ha de proveerles de todo lo necesario.

Hace años un jefe me dijo “yo valgo tanto como mis colaboradores me lo permitan”. Pocas veces he visto profesionales con las ideas tan claras sobre la relación colaborador y jefe. Ese toma y daca, esa balance entre deberes y derechos, obligaciones y responsabilidades. Otros predican el “amor libre” o “todos valen para todo” o “fuera los jefes”... Esas hermosas teorías ni son realistas ni sostenibles en el tiempo y en la cuenta de resultados. Hay cosas que en las empresas, como en todo en la vida, son sagradas y son el conocimiento, la responsabilidad y la capacidad de trabajo y sacrificio. Ni todos servimos para dirigir, ni todos servimos para dibujar o plegar una chapa. Zapatero a tus zapatos. Estas teorías “democráticas” han de ser permanentemente apuntaladas por golpes de efecto que distraigan la atención y adornen las cuentas.

Pero no me malinterpreten, soy de los que creo y defiendo la esencia de cualquier empresa: las personas. Por ello le invito a reflexionar sobre mi teoría del “push & pull o la empresa sin excipientes”. La supervivencia de la empresa es la supervivencia de sus puestos de trabajo, del valor que aporta a la comunidad mediante sus impuestos, de las aportaciones de otro tipo que puede dar al país en forma de innovación, desarrollo y progreso. En momentos en los que muchas empresas han visto como sus cuentas y sus plantillas han perdido peso y tienen que imaginarse un futuro, meditarlo y trabajar para alcanzarlo, han de tener claro que deben incluir en su ideario la filosofía “push & pull”. Todo el mundo debe cumplir una función tractora o propulsora: estamos en una tormenta de nieve con diez centímetros de hielo en la calzada todas las ruedas deben ayudar a que superemos con éxito el trayecto.

¿Saben qué es lo mejor de esta historia? Que tenemos la obligación de disfrutar el trayecto. Tenemos la necesidad imperiosa de cambiar el paradigma de la relación empresa-trabajador. Un paradigma en el que había “buenos y malos”, “amos y trabajadores”,... hoy en día hay personas que habitan proyectos y que los hacen posibles, viables, reales y sobretodo que adquieren el protagonismo necesario para liderar un cambio de actitud en todos. Ni los dueños o jefes pueden desempeñar el papel de los años sesenta, ni los empleados puedes desempeñar el de la última década, en la que solo pensaban en el sueldo, las vacaciones y sus derechos. Ya sé que generalizo, pero había mucho de ambos en ambos bandos. El trabajador tiene que ser consciente del valor que aporta a su empresa y de la necesidad que tiene ésta en que aporte lo mejor de si mismo. Los jefes han de tener claro que su responsabilidad es la de llevar el barco a buen puerto y permitir que su tripulación progrese, mejore y se lo pase bien.

Seamos productivos, constructivos y tengamos claro que si no somos ni de los push, ni de los pull, somos excipiente, que en un medicamento es necesario, pero en la empresa, somos lastre.