martes, 1 de diciembre de 2009

UN LEITMOTIV: LA ESTRATEGIA APLICADA

Puede parecer un simple juego de palabras, pero para nosotros, la clave de la gestión eficiente parte de este concepto tan simple. Si, el concepto es simple, pero no de fácil aplicación. Todos, en teoría, sabemos lo que tenemos que hacer, pero a la hora de hacerlo... bien la vorágine cotidiana, bien un “laissez faire” fruto que las cosas “no van mal” o sencillamente fruto de la falta del hábito necesario para sustraerse de esas “pequeñas” cosas “ladronas de nuestro tiempo”, no lo hacemos o lo hacemos a destiempo.

Pero hay un tema aún más grave: la falta de estrategia. Vamos a repasar juntos que supone tener una estrategia. No estamos hablando de esos bellos brindis al sol, fruto de una reflexión entre cuatro que plasman en un documento que solo será para sus ojos y los de los auditores de la ISO. Tampoco se trata de esa frase rimbombante colgada en todas las dependencias de una empresa, que por cierto nadie ha leído y que fruto de su “integración” en la decoración, ya nadie ve.

Una estrategia se trata de una “intención común” a toda la empresa. Fruto de muchas reflexiones con el mayor número de personas de la empresa y que deben estar inducidas por aquellas personas que tienen la visión de futuro del mercado, de la empresa y el conocimiento necesario para diferenciar a esta empresa de otras. Tras muchas tormentas de ideas y reflexiones multilaterales, se debe marcar una estrategia común. Una vez marcada, hay que invertir horas en compartirla con todos los empleados de la empresa, explicársela a los proveedores y transmitirla al mercado.

A partir de la estrategia desplegaremos las tácticas y las acciones para implementarla y para cumplir con nuestros presupuestos y compromisos. Éstas deben ser coherentes entre sí y con la estrategia. Tenemos que tener una base común en todas las actuaciones de nuestra empresa, ese punto en común es la estrategia. De ahí surge nuestra reflexión: nuestro leitmotiv debe ser nuestra estrategia. Si “vamos haciendo” o aplicando la GPI (Gestión Por Impulsos) desperdiciaremos una gran cantidad de recursos económicos, ilusiones, esfuerzos personales y tiempo, en “gestionar las derivas” porque sin tener claro en todo momento y todos, a donde vamos, terminaremos llegando a puertos no deseados.

Por eso les invito a que hagan, de forma muy preactiva y participativa, reflexiones estratégicas. Les invito a que definan muy bien que quieren, cómo lo quieren y luego que detallen cómo lo conseguirán. Una vez que esto esté hecho, no se olviden, de vez en cuando, de hacer un “seguimiento” de cómo están avanzando. Tracen un camino y asegúrense que están haciendo cuanto querían hacer, los resultados serán la consecuencia de sus acciones.

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